miércoles, 21 de agosto de 2013

RELATO DE SAN FERMIN



SENSACIONES

Me dispuese a iniciar la carrera. Tenía ya la sensación de que la manada de toros se aproximaba al punto en el que me encontraba. La gente me pasaba corriendo por ambos lados de mi cuerpo. Mis oídos escuchaban los ruídos provocados por el movimiento de los cencerros entremezclados con el bullicio del ambiente. Pero no podía correr me encontraba paralizado. Mis piernas estaban flojas, el corazón me latía a un ritmo elevado, mi campo de visión había disminuído considerablemente y mi cuerpo no respondía a la orden que mi cerebro daba de huir. Un toro negro galopaba hacia mí, y yo me encontraba allí, en su trayectoria. Reaccioné empezando a correr. Miré instintivamente hacia la derecha, pudiendo ver como un cabestro me adelantaba. Podía notar como el suelo llegaba a vibrar. Detrás de mí, sentía la respiración de aquel animal lo que provocaba que corriera aún más deprisa. Por momentos me hallé evadido de todo, existiendo solo aquel morlaco y yo. No era capaz de percibir la cantidad de personas que se encontraban fuera del recorrido, las vallas del cercado, los colores blancos y rojos, el frescor de la mañana, los demás corredores, la calle húmeda, los diversos olores…


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